jueves, 25 de junio de 2009

La repetición del modelo.


Golpe de estado, desestabilización, magnicidio y la infaltable reelección. El repetido y desgastado modelo revolucionario ideado por el chavismo en Venezuela. La permanente conspiración, que siempre está allí, latente al acecho; sirve de excusa perfecta para radicalizar las medidas de los autodenominados gobiernos progresistas, que yo más bien llamaría regresionistas.

En Venezuela somos expertos en este tipo de políticas, cada cierto tiempo, aparecen denuncias fantasmagóricas acerca de posibles golpes de estado, intentos de magnicidio y pare usted de contar; siempre se monta una alharaca y un circo tremendo alrededor de la denuncia, pero hasta allí llega, nunca se investiga a fondo, solo se realiza la denuncia, igualmente las supuestas pruebas que se han presentado en contadísimos casos son en realidad ridículas y carentes de sustento real, en la última oportunidad que se denuncio un plan desestabilizador, la gran prueba fue una llamada telefónica, grabada de por si ilegalmente, cabe acotar, por ahora, ya que el chavismo más recalcitrante presiona para que en la reforma del COPP se incluya la legalización de las grabaciones, obligando a las compañías telefónicas a grabar a sus clientes y entregar las mismas al Estado. La privacidad en este caso quedaría como una palabra carente aplicación práctica.

Pero bien, volviendo al tema de la llamada, presentada como prueba fundamental del plan conspirador magnicida, resulto ser un chiste, el militar retirado Huizi Clavier, efectivamente hablaba vía telefónica con una persona no identificada, acerca de la situación actual del país, como cualquier ciudadano en ejercicio de su libertad de expresión, expresando su descontento y clamando por una salida a esta grave crisis que atraviesa nuestro país.

Todo lo anterior, se ha repetido mil y una veces, en nuestro país. Hoy se repite una vez más, esta vez en uno de los gobiernos teledirigidos desde Venezuela, se trata de Honduras, nación centroamericana, cuyo mandatario, Manuel Zelaya, en un ambiente de total incertidumbre y desorden ha denunciado un plan conspirativo de las fuerzas militares en su contra, destituyendo al Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas hondureñas y teniendo que enfrentar la renuncia de su Secretario de Defensa, la mencionada situación se presenta a escasos días de la realización de una consulta popular, en torno a la tan extendida a nivel de las Américas, reelección del Presidente de la República.

El discurso desgastado, la falta de eficacia y productividad, mezclado a la penuria en la gerencia pública y los altos índices de corrupción, han llevado a los gobiernos regresionistas al fracaso estrepitoso de su propuesta; ni en la actualidad, cuando el capitalismo atraviesa una fuerte crisis, la idea de socialismo “bananero” del socialismo del siglo XXI, ha logrado imponerse o abrirse paso como nuevo sistema imperante.

El discurso populista, encantador de serpientes, que esgrimen los gobiernos “socialistas” de la región, se centra en las poblaciones más desposeídas y marginadas del poder durante muchos años, en diversos países del continente, aprovechándose de esta situación, prometen como en Venezuela villas y castillas, idean slogans, como “Todo el poder para el pueblo”, que cada día son más alejados de la realidad. Lo que no entienden los gobiernuchos que tenemos, es que se puede engañar y mentir, pero la mentira y el engaño tienen pisadas cortas. Y el solo hecho de que el pueblo, el soberano, sea la pieza central de todos los discursos, no satisface las necesidades más elementales de los pueblos. Con palabras el pueblo no come, ni tiene más poder adquisitivo, mayores índices de seguridad personal o mejor acceso a los servicios básicos.

Con palabras se enamora, pero como todo en la vida nada es eterno, si enamoras prometiendo y tus promesas no se cumplen, pronto ese amor llegará a su fin. Esta situación se está comenzando a presentar en el punto neurálgico, de este tumor populista, aquí en Venezuela. Diez años de promesas incumplidas, diez años de miseria, diez años de corrupción, diez años de jugarretas sucias, diez años de desidia.

Volviendo al caso hondureño, todo cuadra muy bien, el valiente Presidente, descubre el plan conspirador, lo denuncia y lo enfrenta a capa y espada, llevando consigo a sus ingenuos seguidores, quienes creen que están en plena gesta heroica, defendiendo a la patria del enemigo externo, cuando no saben que están favoreciendo al enemigo interno, que es mucho más peligroso y representa una real amenaza a las vidas y al futuro de los pueblos americanos.

El enemigo externo, pudo haber existido en tiempos pasados, cuando el gigante del norte tan maniatado actualmente, cometió graves errores, que aún en la actualidad, causan graves distorsiones en las sociedades latinoamericanas, siendo la coartada perfecta, como mencione al principio de este artículo, para radicalizar su accionar como gobierno y arremeter contra todo cuanto se les ocurra, a fin de aferrarse cual parásitos en el poder.

Ya terminando mi análisis, al Señor Zelaya, en la actualidad, no le sirven de nada los petrodólares con que la revolución chavista, financia su gobierno. Con pocos años en el poder, no ha podido acabar con el sistema de instituciones, autónomas e independientes que hacen vida en la nación centroamericana y garantizan el sano funcionamiento de la democracia en ese país. Ante tal situación, el Presidente Zelaya, deberá rendir cuentas y explicar en forma clara y precisa, todo el alboroto que ha formado, deberá presentar pruebas, si es que las tiene, y realizar la denuncia correspondiente, a fin de que se investigue profundamente el supuesto complot en su contra, para de esta manera comprobar si realmente existe o no. Así actúa un gobierno serio, denunciando con pruebas en mano y sometiendo las mismas a la investigación de un aparato judicial independiente, que determine si se ha cometido algún ilícito o no.


Francisco Javier Touceiro Rodríguez.
C.I. V-17758887